Hudson, una mujer de Bridlington, Reino Unido, que tiene 27 años y tres hijos, estaba saliendo de la bañera cuando vio horrorizada frente al espejo cómo le explotaban sus pechos y quedaban solo colgajos de piel.
Pocas semanas después de la operación, se puso por primera vez un bikini y sus implantes reventaron.
Tuvo que ser operada para eliminar los restos de los implantes y fue necesario darle hasta 310 puntos de sutura. "En lugar de usar el bikini que tanto he deseado, voy a tener que cubrir mis cientos de puntos de sutura y usar ropa interior de apoyo" explicó Kylie. Siempre deseó operarse, ya que asegura que nunca necesitó sujetador, lo que le provocaba graves problemas de autoestima e intimidad. Ahora es probable que su cuerpo también rechace los implantes de sustitución, lo cual le dejaría sin solución a su grave problema.
"Nunca quise tener grandes pechos para presumir. Simplemente, quería ser capaz de comprar y sentirme por fin mujer. Ahora estoy viviendo una pesadilla. Le diría a cualquier mujer que esté pensando en agrandar su pechos que lo piense muy seriamente", dictaminó Kylie.
De nada le sirvió a Kylie Hudson estar seis años ahorrando los 4.800 euros que costaba la operación de aumento de pecho
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